La noche es un velo piadoso, deslizándose furtivamente por los silenciosos recovecos de la prelatura. En su celda, la hermana Teresa encuentra cobijo en un viejo sillón hecho de cardón finamente trabajado. La curiosidad hace que hojee el diario del Padre Bernal, retomando su lectura… “shulco silbaba entre las hendiduras de las rocas, mientras yo dormitaba intranquilo, producto de un ruido extraño que se hacia monótono. Parecían pisadas furtivas sobre las piedras sueltas de este refugio derruido donde habíamos improvisado un vivac. El saco de vivac es un saco impermeable que puede usarse solo o sobre la bolsa de dormir, su función es impedir que el cuerpo se moje y aislar el viento. La esterilla o aislante es una plancha de goma utilizada para aislar la humedad y el frío del suelo. Ese movimiento de las piedras, que mi percepción relacionaba como pisadas, no me dejaba descansar en paz haciendo que mi mente se mantuviera adormilada pero alerta. El guía se había recostado agazapado ante una gran roca y dormitaba como yo. Se estremecía y de vez en cuando, su cuerpo sufría una convulsión. Hablaba incoherencia, su respiración se agitaba por intervalos cortos para luego quedar inmóvil, expectante. A intervalos me parecía escuchar voces o lamentos graves, como provenientes de una gran distancia; a veces apagados y otras veces eran bramidos que se mezclaban con la fuerza que shulco infligía a su paso. Con los ojos entrecerrados, advertía que las sombras se movían coincidentemente con el ruido de las piedras. Eran revueltas por pisadas impacientes y que para mi consternación cada vez las sentía más cerca de mí, como si me rondara con sigilo. Me acurruco en mi bolsa de dormir temblando, mientras contemplo el bote apostado a la orilla del lago. Un detalle me intranquilizaba de ella, su inmovilidad. Ese detalle, que parece intranscendente se sumaba a los extraños sucesos que iban ocurriendo desde nuestra llegada. Shulco castigaba el escenario nocturno pero, como si tuviera un pacto oscuro con la laguna, extrañamente no tenía influencia sobre su acuosa consistencia. A medida que la noche transcurría, algo prieto y atemorizante se extendía sobre nosotros. Los caballos bufaban y daban coces, a pesar de estar maniatados, intentando alejarse de la laguna. Una risita nerviosa me sobresalta y hace que me sienta bruscamente. Busco al guía con la mirada, pero ya no estaba en su lugar, al cobijo de la gran roca. Me pongo nervioso y sigilosamente me levanto, deslizándome entre las atemorizantes sombras buscando el origen de esa risita neurasténica. Rodeando la ruina, donde la oscuridad se hacia intimidante observo al guía inclinado ante una aparición que me heló la sangre. Una entidad más negra que la noche dejando una estela de cerrazón. Era todo el dolor y la angustia, el temor y el terror contenido desde la noche de los tiempos. Comencé a temblar y creo que emití algún gemido pues me encontré sorpresivamente con un par de ojos cargado de odio que me observaban, mientras la entidad se disipaba abruptamente. Comencé a retroceder angustiado, tropezando con los restos pétreos de mí alrededor mientras el guía avanzaba hacia mí y una extraña sombra iba tiñendo el refugio rápidamente. Me levante y a los tropezones llegue al bote, que arrastre a la orilla en el paroxismo del temor. Se que caí sobre el mientras la sombra avanzaba sobre la arena y yo comenzaba a remar; mientras el guía de un salto se aferraba al borde de la embarcación logrando subir. Caí por el movimiento brusco de la embarcación hacia atrás, mientras miraba desesperado a mí alrededor. El guía dio un grito de alegría, mientras gesticulaba con sus brazos al aire acercándose lentamente. Atiné solo a tirarme al agua, tratando de alejarme de este loco, mientras una extraña negrura cubría todo a mí alrededor. En el fondo, una corriente convulsionada me arrastraba hacia una extraña luz blanca azulada que me atraía suavemente hacia lo fatal…” Una brusca bocanada de aire que se desliza por la ventana apaga el velón, mientras susurros suaves sobresaltan a la hermana Teresa que raudamente la enciende de nuevo, temblando, observando las sombras a su alrededor con una mano aferrada a su pecho.
miércoles, 4 de marzo de 2009
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